MINI

"Estoy muy contento de ganar el Dakar para una cuarta marca diferente, con tanta gente que no creía en él y para el último intento de la marca. Todo esto quiere decir que cuando trabajas duro, crees en ti mismo y estás rodeado de un buen equipo, consigues los frutos de tu trabajo. Si estoy aquí a mi edad, todavía a este nivel, es porque he trabajado duro antes y no he dejado de creer en mí mismo. No ha sucedido así porque sí. Voy a saborear esta victoria y a pensar en los próximos pasos de mi carrera durante las próximas semanas."

Carlos Sainz, a sus 61 años, no ha perdido ni una pizca del afán competitivo que siempre le ha caracterizado. El bicampeón del mundo de rallies madrileño (1990 y 1992), que marcó una época en la disciplina, busca su cuarto triunfo en el Dakar (2010, 2018 y 2020) y quiere lograrlo por todo lo alto: convirtiéndose en el primer piloto en hacerlo con un vehículo propulsado con motores eléctricos y extensor de autonomía (3 MGU05 de la Fórmula E y un motor TFSI 2.0 del DTM). Pero este año sabe a despedida y a última oportunidad de hacer historia, ya que Audi Sport disputará su tercer y último Dakar como estructura oficial tras su nueva apuesta por la Fórmula 1 para la temporada 2026. Sainz es un auténtico referente internacional en el mundo de los rallies, aunque sus inicios deportivos comenzaron en una disciplina bien diferente, el squash. Con la raqueta fue campeón de España a los 16 años. Su obsesión por el detalle y la perfección son dos características que siempre le han definido desde que comenzó a correr con un coche de rallies. De hecho, fue este espíritu competitivo lo que le hizo marcar a una generación de aficionados con sus dos títulos en el WRC y sus 26 victorias en el campeonato. Tanto es así que, en una votación realizada por la web oficial del Mundial de Rallies en 2020, los fans de todo el mundo le eligieron como el mejor de la historia, por delante incluso del nueve veces campeón de la especialidad, Sébastien Loeb.  

Las aventuras en los desiertos comenzaron para Sainz en 2006, cuando se vistió con los colores de Volkswagen para disputar las dos últimas ediciones del Dakar africano. No obstante, no fue hasta 2010, ya en Sudamérica, cuando él y Lucas Cruz, su inseparable copiloto, disfrutaron de alzar al cielo el famoso trofeo del Touareg. Ambos lograron repetir la hazaña con Peugeot en 2018 y con Mini X-Raid en 2020. Este 2023, después de recuperarse de las dos fracturas de vértebras que sufrió en la pasada edición del Dakar, ha competido en la Baja Aragón y en el Rally de Marruecos, además de sumar varios miles de kilómetros de test con el Audi RS Q e-tron E2 y desempeñar el cargo de jefe de su propio equipo en la Extreme E. El reglamento ha dado al equipo Audi Sport 15kW (20 CV) más de potencia frente a sus principales rivales, aunque seguirán contando con cerca de 100 kg más de peso que los 4x4 de Toyota y Prodrive. Sainz y Cruz llegaran con ganas de poner el broche de oro al proyecto único y difícilmente repetible del fabricante alemán. Fue su 10º Dakar juntos y fueron a buscar ese cuarto Touareg con una cuarta marca diferente. Sainz no entiende de edades y quiere seguir agrandando su leyenda. 

Para su regreso a la tercera prueba del campeonato en Portugal y España, el cuatro veces ganador del Dakar ha elegido un Mini JCW Rally Plus del equipo X-raid. Se trata de una primicia en el T1+ del equipo para el hombre que ya había pasado cuatro Dakar (2018-21) con Mini y que ganó el Dakar 2020 al volante del Buggy de dos ruedas motrices. Para la ocasión, también ha llegado un nuevo copiloto a su derecha. Su compatriota Alex Haro, navegante de Nani Roma de 2016 a 2019 en el Mini All 4 de la época. ¡Él también tiene ya una gran historia con Mini!